Giménez Bartlett: "La Pastora es hija de una España trágica y siniestra"
La ganadora del Premio Nadal, con la novela Donde nadie te encuentre, narra la historia de Teresa Pla Meseguer
Libros | 07/01/2011 - 01:54h | Actualizada a las 07:00h
Alicia Giménez Bartlett debe llevar repitiendo la misma historia desde la noche del jueves, cuando obtuvo el premio Destino con su novela Donde nadie te encuentre. Son las obligaciones editoriales con los medios de comunicación que ella –son las 9,30 de la mañana en Hotel palace, antiguo Ritz– cumple a rajatabla sin perder la simpatía ni dar síntomas de cansancio. La autora alterna la novela negra –Petra Delicado– con otro tipo de narrativa y quiere dejar claro que la obra ganadora del premio “ni es novela policíaca ni novela histórica, aunque haya aventuras en sus páginas”.
- El personaje real que inspira el de su novela es realmente peculiar. En primer lugar es un maqui. ¿Se está desplazando la moda editorial de la Guerra Civil a la inmediara postguerra?
- Es una época muy poco conocida y cada cual va aportando lo que sabe, pero yo hacía ya diez años que quería escribir una novela inspirada en La Pastora, una bandolera terrible. No lo hice porque no tenía documentación. La editorial envío al Maeztrazgo y a Els Ports a una documentalista, sin resultado alguno.
- ¿Qué sucedió?
- Pues que aquella zona debe de ser una de las últimas tierras salvajes que quedan en España. Existe aún una especie de “omertà” entre sus gentes, recelosos con los extraños que hacen según qué preguntas. Es una tierra árida, dura, pedregosa, muy poco poblada, con enormes barrancos que ponen los pelos de punta. Sólo cuando un periodista local, José Calvo, se puso a indagar durante siete años sobre La Pastora y escribir un libro con sus averigüaciones, pude obtener material fiable para mi novela. Claro, él era de allí y pudo obtener las respuestas que buscaba.
- La segunda singularidad es que no se sabe si la protagonista de su historia era hombre, mujer o hermafrodita. Nació como Teresa y murió llamándose Florencio. ¿Era como esas mujeres barbudas que pintaba Ribera o hermafrodita como se ha dicho?
- No, no era hermafrodita. Tenía una malformación genital. Cuando al final fue encarcelada, los médicos de la prisión la sometieron a un exploración cientifica de su cuerpo y su dictamen fue que tenía un falso hermafroditismo masculino (los genitales masculinos muy pequeños).. En el libro yo la nombro al principio como “ella” y después como “él”.
- ¿Cómo era La Pastora?
- Es hija de la España trágica y terrible. Nació en 1917 en Vallibona y sus padres la registraron con nombre de mujer: Teresa. En una de las pocas fotos que se conservan de ella puede verse cómo la mitad de su rostro es masculino y el otro, femenino. Era una mujer de una corpulencia tremenda y tenía un carácter terrible. Secuenta que, cuando intentaban reírse de ella, sacaba un garrote de la faldriquera y molía a palos al insensato. Teresot, se llamaba a sí misma.
-¿Y cómo llegó a enrolarse en el maquis?
- Ella trabajaba en un mas de Cabanils. Era un personaje marginal, sin amigos, No había ido a la escuela. Un día –era la España de 1956– presencia un hecho atroz. La Guardia Civil revienta a patadas los huevos del propietario del mas . ‘Ahora ya te puedes marchar’, le dicen. Él da, como puede, unos pasos, y entonces, uno de los guardias le dispara por la espalda y se lo carga. Ella lo vio todo. Antes, los mismos guardias civiles le habían humillado, haciéndola desnudar para ver si era hombre o mujer. Es cuando entra en el maquis y allí la acogen y un maqui joven le enseña a leer.
-Y es cuando pasa de ser Teresa a Florencio.
- Sí. En la novela describo el momento en que le cortan el pelo y ella se pone a llorar . Cambia sus ropas femeninas por ropas masculinas. Se escondía en la Cova de l'Àliga.
-¿Cómo sigue la historia?
- No puedo desvelar la trama de la novela. La Pastora real ve cómo muere su compañero cuando entran en la casa de un burgués y uno de los hijos del propietario le pega un tiro. Años más tarde en Andorra, se dedica al contrabando de nylon y de cigarrillos. Le delatan, le entregan a la policía española y se le hace un juicio plagado de irregularidades. Mató en el maquis a 29 personas, pero le enjuician dos veces por la misma causa. Y hubo un periodista de “El Caso” al servicio del régimen que buscaba titulares sensacionalistas con sed de sangre. Le conmutaron la pena de muerte por la perpetua y al final fue amnistiada por el Rey. En 1977, al salir de la cárcel, un funcionario de prisiones le ofreció trabajo y cobijo en una casita con un pequeño jardín. Murió en el 2004 mientras se comía una pera.
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