dijous, 1 d’abril del 2010

EL ESTILO DE LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ


Características de estilo en la poesía de Miguel Hernández


La obra poética de M.H. abarca poco más de una década: sus primeros poemas publicados datan de 1930 (“Pastoril”, en el Diario El Pueblo de Orihuela, el 13 de enero) y los últimos están en torno a la fecha de su muerte, en marzo de 1942. En ese tiempo, relativamente breve, se observa, no obstante, una intensa evolución en su quehacer poético que va desde una obra inicial vinculada a la tradición, enraizada en los clásicos, hasta una poesía personalísima, de intensa emoción humana. Indudablemente, esta evolución está ligada a la trayectoria de su vida y a las múltiples experiencias que le tocaron vivir. Tal vez debido a su escasa formación reglada, M.H. es un poeta “permeable”, que va adaptando a su fuerza creativa y a su originalidad diversas influencias literarias que acaban por determinar su personalidad y su estilo. En un primer momento, los clásicos, Góngora – el maestro de todos los poetas del 27- , Quevedo, Calderón y Garcilaso. Más tarde, Pablo Neruda y Vicente Aleixandre. Sus primeros versos son de gran sonoridad, de gusto romántico y modernista. Se aleja de la estética “purista” de Juan Ramón Jiménez y se acerca a la llamada poesía “impura”; después entra en la religiosidad y en el hermetismo, en el gusto por la metáfora elaborada y en “hipérbaton concentrador del pensamiento” (Cano Ballesta) buscando deslumbrar y las vanguardias. Entra en lo que Gerardo Diego llamaba “acertijos poéticos”. Más tarde, busca una luz más amplia, acercándose al final a la poesía “comprometida” y revolucionaria, combativa, todo ello sin olvidar sus orígenes campestres y rurales. (“Me dedico a la canción y a la vida de la tierra y sangre adentro: estaba mintiendo a mi voz y a mi naturaleza terrena hasta más no poder, estaba traicionándome y suicidándome tristemente”, le escribe a Juan Guerreo Ruiz en una carta). Al final, se reencuentra con la sencillez de la canción tradicional.

Llegó con tres heridas:

La del amor,

La de la muerte,

La de la vida.

(Pág. 276. Cancionero y romancero de ausencias)

Se dice que en la poesía de M.H. sólo hay tres temas: la vida, el amor y la muerte. Y estos tres temas vertebran todo su quehacer poético, trágico y apasionado.

Sobrecoge y emociona la poesía de M.H., tan ligada a sus vivencias. Como indica Odón Betanzos, es una poesía “agónica y fuerte”. Sus versos se van dibujando a gritos.

Miguel Hernández define la poesía como “una bella mentira fingida”. Y para lograr la belleza, utiliza, por un lado, un léxico agreste, relacionado con la naturaleza y con la vida campesina, incluso con lo vulgar; por otro, voces polisémicas, con dobles sentidos, rebuscamientos léxicos que le procuran el hermetismo y el misterio. Abundan también neologismos y cultismos. Y por supuesto, no pueden faltar las metáforas y las imágenes. Su poesía es visual: como si fueran “fotografías” las descripciones de los objetos, de los paisajes, de las situaciones…


Recursos estilísticos:

Metáforas: contribuyen al hermetismo del poema

Hipérbaton

Anáforas

Hipérboles

Paralelismos

Elipsis

Estructura bimembre del endecasílabo

Encabalgamientos

Símbolos:

  • Serpiente> órgano sexual masculino
  • Cuchillo> acceso al mundo amoroso (herida)
    • Espadas
    • Cuernos
    • Puñales
    • Turbio acero
  • Rayo> pasión
  • Limón> deseo amoroso /pecho femenino
  • Calentura> excitación sexual
  • Sangre> pasión amorosa, vida
  • Oasis> bienestar
  • Desierto> sequía
  • Naufragio> pérdida, desaliento…
  • Toro> fuerza, pasión animal…
  • Buey> cobarde, manso, resignado
  • León> rebeldía

Estructuras métricas:

  • Octavas reales
  • Sonetos
  • Redondillas
  • Silvas
  • Tercetos encadenados
  • Décimas
  • Romances
  • Romancillos

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